B.C. atrapado en la mediocridad educativa

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educativa (INEE) informó ayer que de acuerdo con los resultados del Plan nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA 2017), los alumnos que terminaron la Educación Media Superior (EMS) presentan deficiencias importantes en matemáticas y en lenguaje y comunicación.

PLANEA  clasifica el puntaje  por nivel de logro de los estudiantes: Nivel I- insuficiente, Nivel II, - básico con deficiencias, Nivel III - suficiente  y Nivel IV- dominio/comprensión.

A nivel nacional, en Lenguaje y Comunicación, un tercio de los alumnos que están por concluir la EMS se ubica en el nivel I (33.9%). Casi 1 de cada 3 se ubican tanto en el nivel II (28.1%) como en el nivel III (28.7%), y  9 de cada 100 estudiantes en el nivel IV (9.2%).

Las entidades que tienen un puntaje promedio con una diferencia estadísticamente significativa con respecto a la media nacional (500) son: Ciudad de México, Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, Baja California (523), Yucatán, Colima, Nuevo León, Sonora y Puebla.

A nivel nacional, en Matemáticas, dos  tercios de los alumnos que están por concluir la EMS se ubica en el nivel I (66.2%). Uno  de cada 5 se ubica tanto en el nivel II (23.3%) como en el nivel III (8%), y solo 3 de cada 100 estudiantes en el nivel IV (2.5%).

Las entidades que tienen un puntaje promedio más alto y con una diferencia estadísticamente significativa con respecto a la media nacional (500) son: Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, Nuevo León y Puebla.

En matemáticas, Baja California logro un puntaje promedio de 519, debido a que  el 85 %  de los alumnos se ubican en los  Niveles insuficiente  y básico (I y II) y el resto (15%) en los niveles bueno y dominio. (IV y V).  Sin una diferencia estadísticamente significativa al promedio nacional.

La entidad con mayor porcentaje de estudiantes en el nivel I es Chiapas (86%), mientras que Aguascalientes es la entidad federativa que tiene el menor porcentaje de estudiantes en este nivel (53%). Baja California registro un 59.3 % en dicho nivel.

Copase opina que el indicador principal de la crisis que sufre la educación es que los alumnos no aprenden en la escuela lo que deberían aprender. Analicemos matemáticas. En la prueba PLANEA 2015, a nivel nacional, 60.5  por ciento de los alumnos de sexto de primaria y 65.4  por ciento de los alumnos de tercero de secundaria obtuvieron calificaciones insuficientes en matemáticas.

Los resultados de la prueba PLANEA  para educación media superior, que acaban de darse a conocer por el INEE, fueron igualmente malos: casi 7 de cada 10 alumnos obtuvieron  una calificación de insuficiencia.    

Estos datos son —o deberían ser— demoledores para nuestra ética compartida y pensamiento crítico. Decir esto no es hacer catastrofismo, no se hace patria auto-engañándonos, en cambio, se cumple con el propio deber cívico cuando se dicen con franqueza y objetividad los problemas que enfrentan Baja California y todo el país.

Según el INEE, en Baja California el nivel de aprendizaje de los alumnos continúa con una tendencia negativa desde hace 10 años, por debajo del puntaje promedio comparativo con los alumnos de países como Tailandia, Albania y Colombia.

En una valoración global por la organización Mexicanos Primero sobre Índice de Cumplimiento de la Responsabilidad Educativa (ICRE2016) por entidad federativa, B.C. sólo alcanza 5.4 puntos sobre 10, ubicándonos en el lugar 22 en relación al resto de las entidades del país.

El panorama educativo es claro y bien fundado. Como se puede ver, B.C. se encuentra atrapado en la mediocridad educativa y  pierde terreno frente a otras entidades en el ranking  nacional. Y,  en el concierto internacional, ocupa el último lugar de los países asociados de la OCDE (PISA). Es evidente que esta situación no le permite al estado competir exitosamente en el mundo.

Ahora bien, los resultados adversos no deben de abrumarnos pero tampoco dejarnos impasibles. Escolarizamos a B.C. de manera acelerada y sostenida, revitalizando las líneas estratégicas estacionadas desde hace tiempo como son: la formación inicial y continua de los docentes; la participación social en el quehacer  educativo, la  implementación de la plataforma digital Escuela Net,  los sistemas de evaluación en base indicadores educativos  y  la  ampliación del horario escolar.

Baja California – sociedad civil y gobierno -  tienen  que decidirse por una audaz transformación de fondo a través de  programas e instrumentos  innovadoras  de mejora continua que impulse un cambio estructural en el Sistema Educativo Estatal.  Ya no tenemos el lujo de perder más tiempo aplicando las mismas formulas del pasado  a riesgo de quedarnos estancados en los suburbios de la modernización y el desarrollo social.